jueves, 8 de octubre de 2015

LA IMPORTANCIA DEL APEGO



El desarrollo afectivo en la infancia

¡¡¡Hola Bloggeros y Bloggeras!!! La entrada de hoy habla sobre el apego y su importancia en la infancia esperamos que os sea de utilidad.

LA CRIANZA CON APEGO

La crianza con apego es una frase acuñada por el pediatra norteamericano William Sears. Se trata de una filosofía de crianza basada en los principios de la teoría del apego.

De acuerdo a la teoría del apego, los bebés establecen un fuerte vínculo emocional con sus padres y madres, un vínculo precursor de la seguridad y de la empatía en las relaciones personales en la edad adulta. Un inadecuado establecimiento de un vínculo seguro en la infancia puede conllevar a dificultades psicológicas.

La crianza con apego, propuesta originalmente por John Bowlby, afirma que el niño y la niña tiene una tendencia a buscar la cercanía a otra persona y se siente seguro/a cuando esa persona está presente y es sensible a cubrir sus necesidades tanto físicas como emocionales. 

Bowlby había propuesto en 1951 la hipótesis de que la privación materna no sólo causaba depresión en la niñez, sino también hostilidad e incapacidad para establecer relaciones saludables en la vida adulta. Dentro de esta teoría los niños y niñas biológicamente están “diseñados/as” a estar apegado/as a sus padres y madre, no sólo para satisfacer sus necesidades sino porque son seres profundamente sociales.

Para la crianza con apego, existen ocho principios fundamentales que promueven la vinculación segura entre los padres y madres y el niño y la niña. Aunque ninguno de estos principios se derivan directamente de la investigación inicial, se presentan como prácticas de crianza que dan lugar a una vínculo seguro. Unos padres y madres sensibles, coherentes en sus respuestas y disponibles emocionalmente garantizan un sano establecimiento de la vinculación emocional:

1. Prepararse para el nacimiento del bebé.
2. Comprender y responder de forma sensible a las necesidades emocionales del niño o niña.

3. Lactancia materna.

4. Cargar en brazos al bebé.

5. Compartir el sueño.

6. Evitar las separaciones frecuentes o prolongadas.

7. Usar la disciplina positiva.

8. Mantener una vida familiar estable.

 La crianza con apego no significa que un niño o la niña no pueda por sí solo satisfacer sus necesidades, estará capacitado para ello en la medida que sus padre y madre sean sensibles cuando estas surgen. Estas necesidades hay que entenderlas en el tiempo, como surgen, como cambian, cuáles son sus circunstancias. Los padres y madres deben ser flexibles e idear formas de responder a ellas adecuadamente siempre bajo un clima amoroso y conciliador. 
Por ejemplo, el bebé que pide estar en brazos, simplemente lo necesita y no lo pide porque “es un mañoso”, si esta necesidad está satisfecha, el bebé más adelante se sentirá seguro al comenzar la etapa del gateo, no pedirá tanto estar en brazos, pero surgirán otras necesidades acordes con su etapa evolutiva.

Los niños y niñas a los cuales se les cría con desapego buscarán a lo largo de su vida otras formas de cubrir las necesidades dando lugar lamentablemente a trastornos mentales y sociales.




 El APEGO EN LA ESCUELA

El momento en que el niño y la niña experimenta un vínculo de apego más fuerte es alrededor de los 2 años de edad, produciéndose un alto nivel de protestas ante la separación de la figura de apego y la aparición de personas nuevas o extrañas.


Esta etapa suele coincidir con la incorporación de muchos niños y niñas a las escuelas infantiles y algunos de ellos pueden vivir este cambio del entorno vital con cierta angustia. 


Los primeros días pueden significar un verdadero suplicio por parte del niño o la niña y también de la madre y el padre. La escuela supone la primera salida del niño y niña de su entorno más próximo. Supone también el momento de empezar a asimilar los diferentes aprendizajes y, lo que es más importante, el inicio de la relación con sus iguales (sus compañeros y compañeras). El niño y la niña pasa de ser el protagonista a ser uno/a más dentro de un colectivo y esto puede crearle cierto desasosiego.


La incorporación de un niño o niña con dos años o menos, no debería efectuarse de forma repentina y con tiempos prolongados, probablemente bajo las presiones laborales, necesidades horarias u de otro tipo por parte de los padres y madres.



Lo ideal es que los primeros contactos se produzcan en compañía de la madre o el padre u otras figuras de apego secundarios (abuelos, tíos...) por tiempos breves para posteriormente irlo dejando sólo en intervalos más espaciados


Hay que tener en cuenta que a edades de 1ó 2 años, el niño o la niña no dispone de estructuras cognitivas suficientemente maduras como para interpretar que, la separación de su madre o padre en un entorno nuevo, es un hecho temporal. La marcha de la madre o el padre es vivida, en un primer momento, como una pérdida real e irreparable (no entiende que más tarde vendrá a recogerle) y los mecanismos innatos de supervivencia se ponen en marcha (llanto, pataletas...). La angustia o ansiedad de separación puede dispararse en algunos casos. No se trata tampoco de dramatizar la situación pero sí de minimizar sus posibles consecuencias negativas. 


Es fundamental, en la educación del niño o la niña, proporcionarle una cierta seguridad afectiva para que pueda construir su personalidad sobre una plataforma más sólida. Si el niño o la niña percibe, desde edades muy tempranas, que su padre y madre están a su lado crecerá con mayor seguridad y autonomía. 





MITOS SOBRE EL APEGO
Históricamente, los padres y madres han recibido muchos consejos y guías que se contraponen con lo que las investigaciones en apego han demostrado. Algunos de estos mitos de la crianza son:

  • el apego sólo se forma con contacto piel a piel en el momento del parto: si bien este momento es muy importante para el desarrollo del niño o la niña y el desarrollo del vinculo con la madre, ha sido un error pensar que aquellas madres que lo hacen tendrán buen apego y las que no lo hacen no lo tendrán. El apego no se forma en un solo instante de minutos u horas, sino en el día a día de la relación con el niño o la niña, desde el nacimiento hasta la adultez.

  • las instancias de juego son las principales para formar un apego sano: el juego es una instancia vital para el desarrollo del niño o la niña , pero no tiene sentido jugar si por otra parte, no se los suele calmar y apoyar cuando lo necesitan. Algunos padres y madres sólo interactúan de modo positivo con los niños o niñas en el juego, pero no los calman adecuadamente cuando les pasa algo negativo.

  • la lactancia es otra de las principales instancias para formar un apego sano: aunque nadie duda de los impresionantes beneficios de la leche materna, es un error pensar que solo se hace apego en este momento ya que tal como se ha mencionado el desarrollo del apego es una actividad diaria y continua referida a calmar el estrés de los niños y niñas.

  • a los bebés y niños/as no se les debe tomar siempre en brazos, de lo contrario se mal acostumbrarán, los estudios han mostrado lo contrario. Aquellas madres o padres (o cuidadores importantes para el niño y la niña) que suelen siempre calmar al niño/a, darle contacto afectivo y físico continuo, suelen tener niños y niñas “mejor comportados/as”, más calmados/as (y menos descontrolados/as). El contacto físico constante da seguridad al niño/, y lo protege de futuros problemas afectivos y conductuales.

  • si a un niño o la niña se lo consiente en todo, se “mal criará”: los niños y niñas que se tildan de “mal criados/as” no es porque se les da todo, sino porque los padres y madres en algunas ocasiones les dan todo, pero en otras cambian su conducta de modo inconsistente, es decir el niño/a se confunde y se siente inseguro/a del cariño de su padre y madre. Si a un bebé o niño/a se le da todo en términos de cariño, se le está enseñando a confiar, querer y comunicarse con los otros (y a calmarse a sí mismo/a).

  • los bebés tienen que aprender a ser independientes desde temprana edad (dormir solos/as, jugar solos/as, aprender a estar solos/as, etc.): los bebés no están biológicamente preparados para aprender a estar solos/as.  Entonces, cuando se busca que los niños y niñas sean independientes a temprana edad, en el fondo lo que se está haciendo es fomentar su soledad, y su falta de confianza en el cariño de los padres y madres. De a poco hay que ayudarlos a desarrollar su autonomía, pero estando siempre atentos a apoyarlos.
  • cuando un bebé o niño/a hace una pataleta se la debe ignorar: los estudios son claros en mostrar que cuando se hace eso, el niño o niña aumenta más su rabia, frustración, y por ende, no solo hace mas pataletas, sino que siente rencor hacia su padre y madre (si esto se hace de un modo relativamente continuo).
En conclusión, la importancia del apego en la crianza nos dice que tenemos que entregar todo el cariño, afectividad, contacto físico, que podamos a los niños y niñas. Es de ese modo como ellos aprenderán a enfrentar el mundo de un modo adecuado.

Es importante tener en cuenta ciertas habilidades fundamentales que pueden ayudar a fomentar un apego sano con los hijos e hijas. Más de 30 años de estudios han mostrado que son 4 las habilidades fundamentales que se deben tratar de aplicar de un modo secuencial:

  • Atención: aquí se refiere a la habilidad básica de atender, contactar afectivamente y comprometerse con el desarrollo del niño y niña.

  • Mentalización: esto se refiere a la habilidad de saber empatizar y comprender lo que le está ocurriendo a un niño o la niña (especialmente en momentos de estrés). Esto implica no criticar ni inferir intenciones negativas en el niño/a “el es un manipulador”; “ella es agresiva y le gusta pelear”), sino más bien hacer el esfuerzo por comprender qué está tratando de expresar un niño/a con su malestar (“se enojó porque quiere que lo tomen en brazos”).

  • Automentalización: aquí se refiere al proceso de entender qué le pasa a uno como padre y madre cuando los niños/as expresan cosas negativas. Es decir, entender que muchas veces solemos culparlos de cosas que nos molestan a nosotros/as.

  • Regulación: por último, lo anterior no tiene sentido si es que uno no se tranquiliza y enfrenta al niño/a de modo que se calme y disminuya su malestar (no que lo aumento). Son muchas las cosas que los padres y madres hacen que dejan al niño o la niña más estresado/a y molesto/a. Debemos estar atentos/as para esforzarnos y mejorar en esto.

Es muy recomendable ensayar estas habilidades como una actitud frente a la crianza de los niños y niñas.

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