jueves, 8 de octubre de 2015

LOS ORÍGENES DEL DESARROLLO EMOCIONAL

¡¡¡Holaaaa!!!! en las próximas entradas os vamos a contar algunas cosillas sobre el desarrollo emocional, la importancia de trabajar las emociones a nivel personal y con nuestro alumnado para prevenir o ayudarles en su dia a dia, además el objetivo de todo este trabajo es empaparnos de herramientas para ofrecerles a nuestros niños y niñas para que vivan felices, porque son nuestro futuro y se merecen lo mejor. 





Ya desde sus orígenes los profesionales que dedicaron su tiempo al estudio de las emociones y su importancia para el ser humano no iban mal encaminados, y grácias a ellos hoy en dia  podemos aplicar a las aulas el término inteligencia emocional  que fue utilizado por primera vez por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer de la Universidad de Harvard (1990), definida como: "la habilidad para percibir, evaluar, comprender y expresar emociones, y la habilidad para regular estas emociones que promuevan el crecimiento intelectual y emocional". Otra buena definición sería aquella que dice que es un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias así como las de los demás, de discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones". 





Se empleó para describir las cualidades emocionales y sociales que parecen tener importancia para el éxito en la vida, como son: la empatía, la expresión y compresión de los sentimientos, el control de nuestro genio, la independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad de resolver los problemas de forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el respeto.

El interés respecto al concepto de inteligencia emocional comienza a partir de sus consecuencias para la crianza y educación de los niños, pero se extiende al lugar de trabajo y prácticamente a todas las relaciones humanas. Los estudios demuestran que las mismas capacidades del CE que dan como resultado que un niño sea considerado como un estudiante entusiasta por su maestra o sea apreciado por sus amigos, también lo ayudarán en su vida adulta. Si bien estas características no son medibles como el Cociente Intelectual, si las podemos reconocer con facilidad en los niños.




"Las emociones presentan una función útil y adaptativa para nuestro bienestar y supervivencia, incluidas las emociones negativas"


Podemos hipotetizar  que muchos de  los problemas que encontramos en las aulas, pueden explicarse por los cambios complejos que se han producido en las pautas sociales en los últimos años, incluyendo el aumento de divorcios, la influencia de la televisión y los medios de comunicación, la falta de respeto hacia las escuelas como figuras de autoridad, y el tiempo cada vez más reducido que los padres les dedican a sus hijos. Suponiendo que los cambios sociales resultan inevitables, se plantean las siguientes preguntas:



  ¿Podemos hacer que nuestro alumnado sean  niños y niñas felices y con éxito? ¿cómo?

No es difícil responder a eso, sí en cambio llevarlo a término, pero podemos comenzar por conocer y aceptar las individualidades de nuestro alumnado, para de esta manera poder reconocer las debilidades y fortalezas que poseen. Además de tener una formación o al menos un interés sobre el tema de las emociones y los recursos necesarios para trabajar en el aula de forma transversal.
Por otra parte, es de vital importancia comprender que el ambiente, tanto familiar como escolar influye de manera significativa (positiva o negativamente) en el rendimiento escolar. Sabiendo esto los docentes debemos reaccionar y actuar para trabajar en las aulas la inteligencia emocional para que nuestros niños y niñas tengan la oportunidad que se merecen de crecer sanos emocionalmente y abrirse al mundo. Para ello, es necesaria también una colaboración por parte de la familia, donde también debemos actuar, se puede hacer de varias formas, desde entrevistas, charlas o talleres y las famosas escuelas de padres. Todo esto para hacer llegar la información a las familias y que estas colaboren con el desarrollo emocional de sus hijos o hijas de forma activa.





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